Pregunta fácil de responder etimológicamente: Educo-is-ere, es decir: Extraer de dentro. Pero dada la relevancia de este concepto en nuestra profesión y al fin y al cabo en toda sociedad, intentaré dar una respuesta más completa, y para respuestas completas las de la filosofía, ciencia incansable a la hora de conseguir una explicación y que rara vez se ve frenada por duda u obstáculo alguno.
Entrando en materia, tomaré como base a uno de los clásicos: Sócrates, y en concreto su planteamiento de la educación según dos fases: la ironía (dudar de los conocimientos propios para dar cabida a los nuevos) y la mayéutica, donde el educador no instruye autocráticamente, sino que dirige el proceso de aprendizaje que es llevado a cabo de forma activa por el discípulo. Especialmente me quedo con la mayéutica y su metodología.
La grandeza de la mayéutica reside en el hecho de que es el propio alumno el que ha de crear su propio camino hacia el aprendizaje, en vez de realizar el camino estipulado que el profesor dictatorial le ha impuesto. El alumno deja de ser un simple recipiente donde todo su logro puede ser pasar de ser ignorante o mediocre a ser todo un erudito, y pasa a tener a su alcance el desarrollo psicosocial que además de convertirlo en una fuente de conocimiento, le otorga herramientas para saber cómo utilizar sus conocimientos, cuando dudar de la corrección moral de cierta acción, y donde utilizar su capacidad para el bien de la humanidad. Estamos hablando de prescindir de una instrucción que fabrica autómatas eficaces, y optar por una educación que engendre hombres y mujeres con conciencia y con ciencia eficiente.
Saltando unos cuantos años de historia, llegamos a la actualidad y nos planteamos como realizar un cambio tan radical que permita al alumno ser partícipe de su educación…espera, resulta que esto ya está bastante trabajado: descubrimiento guiado, enseñanza reciproca, producción divergente, … entonces ¿Por qué en el ámbito educativo profesional impera la tendencia del mando directo, del “haz lo que el profesor dice, hazlo rápido y sin preguntar y estará bien hecho”? La respuesta la desconozco, o quizá la conozco demasiado bien; la formación activa del alumnado es difícil de manejar, crea conflictos, produce situaciones en las que el profesor exiliado de su altar omnisciente. En cambio el mando directo es fácilmente controlable, no da problemas.
Curioso paralelismo entre la sociedad y las aulas, donde en la primera se dan conflictos que deben ser resueltos a diario, en que no existe la omnisciencia, y donde si vamos un paso más allá, el “profesor” prefiere que estemos tranquilitos, pan y circo para todos y sin molestar.
Pero de lo que se trata al fin y al cabo no es de pasar por la vida sin pena ni gloria, se trata de vivir, relacionarnos en sociedad con sus pros y sus contras, y para ello debemos crear “personitas” capaces de dudar, debatir y rebatir, porque esas personitas serán las que continúen nuestra historia, nuestro perdurar en el tiempo, y para ello deben de estar preparadas para pensar, y sí queremos que así sea todo pasa por un camino, el de tomar en serio su educación y no dejarlo en un simple adiestramiento.
Calificación: 8/10 He dedicado bastante tiempo y esfuerzo en preparar y redactar este ensayo, sin embargo no he encontrado la suficiente inspiración en este caso como para sentirme orgulloso de mi redacción.
Por favor, comentar en: http://manuelcarrilerotpcef.blogspot.com/
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