Clases a la Boloñesa.
Bueno, antes que nada me gustaría resaltar que pese a tratarse de un texto altamente subjetivizado, y por ello más propenso a las críticas, es un texto que en todo momento intenta abarcar todos los puntos de vista posibles en la argumentación, y por ello considero que expone la problemática del asunto de una forma muy adecuada.
En cuanto a la idea de “empezar al revés”, creo que es una forma muy buena de trabajar, permite tener una idea previa de lo que vamos a escuchar, es como tener el dibujo final que un artista está realizando, de forma que mientras que vemos como lo pinta no tenemos porqué estar intentando adivinar que es lo que va a dibujar, sino que podemos prestar atención a todo el proceso, a los detalles. Claro, que esto conlleva un problema potencial, no todos los alumnos están dispuestos o en disposición (por trabajo, familia u otras ocupaciones) de dedicar un tiempo extra de forma regular para la preparación previa de la clase.
¿Aparentar cambio para poder salirme con la mía? Personalmente creo que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Lo que pasa en este caso es que cuando los alumnos, o compañeros, que son los que tienen que pillarte, no están en su mayoría por la labor de hacerlo, bien porque piensan igual que uno mismo o bien porque no están en situación de criticarlo, basta con aparentar un poco, cambiar la forma de impartir las clases, pero mantener la metodología.
Esta metáfora, sobre el enseñar a leer a alumnos universitarios, la veo relacionada con el hecho de enseñarnos a valorar el proceso, a trabajar de forma comprensiva, en vez de querer llegar al fin de la forma más rápida y económica posible.
Entiendo las “clases a la boloñesa” como una metodología en la cual cada uno se ha de cocinar por si mismo lo que va a comerse, nada de fast food. Me explico: cambia el concepto de clase en la cual el alumno se enraíza al pupitre y al bolígrafo de forma que son todo uno, y como buen vegetal (por lo de las raíces) apenas es capaz de entender lo que hace y porque lo hace. Pasando a unas sesiones de aprendizaje donde la motivación y la participación son la clave para aprender, como se da en las clases de Educación Física. El problema es el comentado en el texto de forma explícita: las costumbres son muy malas, y más cuando tras media vida de estudios a la vieja usanza, consigues cambiar el rol y pasas a ser tú el que hablas y los demás los que callan y apuntan. Aún así, esta gente ávida de atención, creo que tras el cambio de enfoque también será feliz de ser el/la fuente de sabiduría en clase, a la que los alumnos curiosos preguntan y retan constantemente.
Empanada a la Boloñesa:
Las principales críticas que realiza al texto de José Lázaro son a modo esquemático las siguientes:
1. ¿Clase magistral habito medieval? En las clases magistrales hay feedback directo en la explicación, que el profesor percibe por el lenguaje corporal de los alumnos. Cosa que no ocurre cuando leen un libro.
2. Clase magistral no es igual a clase no participativa.
3. Las clases magistrales no son aburridas por esencia propia, sino por culpa de un sistema que sobrepone el valor como investigador al carácter docente.
4. Interactuar con todo un grupo de alumnos, deja poco espacio a la interacción individual, y pese a que podría solucionarse bajando el ratio alumnos/profesor, la crisis económica no facilita esta posibilidad de dar trabajo a más docentes.
¿Clases o empanada?
Aunque tanto hablar de comida me ha dado hambre, creo que me quedo con las clases y me permito el lujo de rebatir los contraargumentos de Joan B. Culla i Clará.
1. Pese a que sí que es cierto que los profesores deberían ser capaz de captar ese lenguaje corporal de los alumnos, hay una parte de ellos que parecen ser “sordos a esta comunicación” (con todos mis respetos) o quizá es que entienden que esa debe ser la actitud, y solo aquellos que de verdad valen lo conseguirán (eso es, exprímelos, y a los que no sirven, pese a que inicialmente tienen voluntad y capacidad, los desechas…). Creo que el plan Bolonia debe asegurarse de que todos, y no solo la mayoría de docentes cambien la metodología.
2. Si ya estás en la línea de pensamiento de Bolonia, únete a ella, aprovéchala para mantener ese buen enfoque.
3. Aunque es cierto que la labor de investigación de una universidad es muy importante, ya que crea nuevos conocimientos que transmitir en las aulas, considero que como dice Joan B. Culla y Clará, debería premiarse más la actitud docente que los puntos por publicaciones e investigaciones.
4. Es cierto que la situación económica actual no favorece la creación de nuevos puestos de trabajo que permitan atender de forma más individualizada al alumnado, sin embargo en la actualidad disponemos de medios tecnológicos que facilita y hace más efectiva la comunicación profesor alumno.
Un saludo.
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viernes, 24 de septiembre de 2010
¿Clases o empanada a la boloñesa? Contestación.
Publicado por
Manuel Carrilero
en
17:58
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